Alemania entra en punto muerto: los “cinco sabios” pronostican un 2024 sin crecimiento económico

Alemania se adentra en una etapa de estancamiento económico. El Consejo de Expertos Económicos del Gobierno federal, conocido como los “cinco sabios”, ha rebajado este miércoles su previsión de crecimiento para 2024 del 0,4% al 0,0%. La advertencia llega pese al ímpetu del canciller Friedrich Merz por devolver al país su tradicional rol de locomotora de Europa.
El diagnóstico es claro: las exportaciones se contraen, el consumo privado apenas se sostiene, la inversión en bienes de equipo retrocede, y solo la construcción muestra una ligera mejora. El panorama inmediato es poco alentador, aunque las proyecciones para 2026 anticipan un repunte moderado, impulsado por una mayor cantidad de días laborables.
A esta ralentización se suman tensiones internacionales. Las previsiones del consejo asumen que se mantendrán los actuales aranceles estadounidenses —como el 10% sobre importaciones europeas y otros específicos para automóviles y acero—, aunque persiste una gran incertidumbre respecto a la futura política comercial de EE. UU., según reconoció la presidenta del consejo, Veronika Grimm.
Más allá de los factores externos, los expertos apuntan con contundencia a problemas estructurales internos: una burocracia asfixiante, procesos de autorización excesivamente largos, y trabas normativas que frenan la competitividad. Todo ello, en un contexto en el que Alemania debe afrontar desafíos de gran calado, como la transición energética, el envejecimiento poblacional y el impacto de tecnologías como la inteligencia artificial.
Las esperanzas de una reactivación para 2025 están depositadas en el nuevo paquete financiero aprobado por el Bundestag, que incluye un fondo de 500.000 millones de euros para infraestructuras y un margen de endeudamiento ampliado destinado a la defensa. A partir del próximo año, este gasto adicional —financiado con deuda— empezará a aplicarse de manera progresiva.
El economista Achim Truger considera que estos fondos representan una oportunidad real, pero advierte: “El efecto expansivo solo será efectivo si los recursos se destinan estratégicamente a inversiones nuevas y bien focalizadas”.
No obstante, los expertos se muestran escépticos sobre las salvaguardas incorporadas en la reforma constitucional que permite flexibilizar el freno a la deuda. Recomiendan establecer criterios más estrictos, como un mínimo del 10% del presupuesto federal destinado a inversión y que al menos el 2% del PIB se asigne a defensa dentro del presupuesto ordinario. Según el informe, el actual umbral del 1% para defensa, financiado vía deuda, abre la puerta a financiar también gasto corriente, lo que diluiría el objetivo inversor.
En cuanto al consumo privado, el consejo prevé un crecimiento apenas perceptible del 0,4%, apenas una décima por encima de la estimación anterior. La elevada tasa de ahorro y el persistente pesimismo de los hogares, aún afectados por la pérdida de poder adquisitivo desde 2021, siguen lastrando la recuperación del gasto familiar. Esta debilidad no se debe tanto a la situación del empleo, sino a una desconfianza generalizada respecto al futuro.
A nivel estructural, Alemania se enfrenta a una transformación profunda. Según Monika Schnitzer, este cambio implicará la desaparición de empleos en determinados sectores industriales, mientras se generarán nuevos en servicios y atención social. Veronika Grimm coincide, pero advierte del riesgo de tensiones sociales: “El crecimiento del empleo se está desplazando hacia sectores con salarios más bajos. Es esencial que los servicios vinculados a las industrias del futuro sean los motores del nuevo empleo”.
Así, los “cinco sabios” pintan un escenario de transición con grandes desafíos, donde el éxito dependerá no solo del volumen de la inversión pública, sino de su capacidad para orientar a la economía alemana hacia un modelo más ágil, resiliente y competitivo.
Basada en la noticia de elmundo.es

